En las dimensiones formativa y administrativa de la aeronáutica en España, cabe reconocer un papel pionero de los Ingenieros Industriales, al igual que en otros campos como el naval o el de las telecomunicaciones.
Así, y en ausencia de estudios específicos de Ingeniería Aeronáutica, el Plan de Estudios de 1926 de la carrera de Ingeniero Industrial contemplaba una asignatura optativa sobre Aviones, al igual que otras sobre Arquitectura Naval y Telegrafía, Telefonía y Comunicaciones.

Años antes, en 1913 y para la formación de pilotos, se había establecido en el aeródromo de Getafe la «Escuela Nacional de Aviación» (ENA), en dependencia del Negociado de Industria del Ministerio de Fomento y con una plantilla de cinco profesores, todos ellos Ingenieros Industriales. Su primer director sería el Ingeniero Industrial Luis Montesino Espartero, Marqués de Morella, hijo del primer Ingeniero Industrial español, el insigne Cipriano Segundo Montesino. Los restantes cuatro profesores habían obtenido su título de Piloto-Aviador de la Escuela de París como pensionados por concurso celebrado en 1911 entre Ingenieros Industriales, a convocatoria del citado Ministerio.
De estos pioneros de la aviación española, Julio Adaro Terradillos, Antonio Grancha Baixauli –desde 1920 Ingeniero por concurso de la Subdirección de Industria, de la que luego en 1930 sería responsable- y Mariano de las Peñas Mesqui –a la sazón Verificador de Contadores de Electricidad y luego, desde 1940 y hasta su jubilación en 1958, Jefe de la Delegación de Industria de Barcelona- fueron miembros del Cuerpo de Ingenieros Industriales -los dos primeros depurados tras la Guerra Civil por sus responsabilidades en el arma aérea del bando republicano para la que fueron movilizados-.

También lo sería Montesino, protagonista de una circunstancia verdaderamente anecdótica. Habiendo sido declarado cesante forzoso por supresión de servicios -al haberse adscrito la ENA al Ministerio de la Guerra en 1917–, en 1936 y con 68 años ejercería su derecho a ocupación de vacante en su categoría en el escalafón del Cuerpo, para jubilarse dos años después al cumplir los 70 años reglamentarios. Posteriormente, en 1944 y con 76 años, sería readmitido al servicio activo para un periodo de ocho años hasta jubilarse -por segunda y definitiva vez- en 1952 y con 84 años –lo que no es precisamente lo que se entiende como “vivir como un marqués”-, en un reenganche al amparo del artículo 88 del reglamento de funcionarios de 7 de septiembre de 1918, que permitía continuar en el desempeño del cargo por encima de la edad reglamentaria de jubilación a aquellos con más de diez y menos de vente años de servicio que, previa instrucción anual de expediente de capacidad, acreditasen aptitud física y mental.
La conformación de una administración aeronáutica, con los citados de las Peñas y Grancha como máximos exponentes, se dio en sus orígenes en el seno de la industrial, hasta su escisión de esta en 1928 –cuando se creó también la «Escuela Superior Aerotécnica», luego ETSIA-: en 1919 como «Negociado de Aeroestación y Aviación civiles» de la Sección de Industria; en 1924 como «Servicio de Aeronáutica Civil» de la Sección de Ingenieros de la Jefatura Superior de Industria; y desde 1926 como sección de esta. Excepción sería el periodo 1922 a 1924 durante el cual existiría un «Servicio de Comunicaciones Aéreas» (Aeronáutica y Aviación) en la «Subdirección de Comunicaciones Marítimas y Aéreas» de una Dirección General de Minas, Metalurgia e Industrias Navales. Indicar que, entre 1913 y 1922, también estuvo bajo el paraguas de Industria el «Centro de Ensayos de Aeronáutica» creado en 1904 bajo el mando del insigne Leonardo Torres Quevedo.
Los Ingenieros-Inspectores de Automóviles de las Oficinas de Inspección Industrial en provincias, una de las plantillas que se integrara en el Cuerpo de Ingenieros Industriales, asumieron por Decreto de 1925 los reconocimientos técnicos de material “volante” y los exámenes a personal “navegante”. Según su reglamento orgánico de 1931, una de las funciones del Cuerpo de Ingenieros Industriales era la inspección de toda clase de material móvil para transporte de viajeros y mercancías por vía terrestre, fluvial, marítima y aérea, y el examen y expedición de certificados de aptitud para todo el personal que hubiera de conducir los vehículos de transporte. Entre los servicios generales encomendados a las Jefaturas Provinciales de Industria, se incluyó el de informe e inspección por delegación de la Dirección General de Transportes Aéreos de los campos de aviación de las provincias (excepto Madrid) y del cumplimiento de las condiciones de concesión.
Desde la finalización de la Guerra Civil, las cuestiones de aviación civil quedarían adscritas al nuevo Ministerio del Aire, en los que permanecerían hasta su supresión con la llegada de la democracia y su readscripción a un nuevo Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Es entonces, en 1979, cuando se constituye un «Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos» -el más moderno pues de entre todos los de Ingenieros civiles al servicio del Estado-, que se dotaría inicialmente con Ingenieros Aeronáuticos del Ejército del Aire a los que se les dio la opción de integrarse en el mismo.
Autor: Antonio Moreno-Torres Gálvez.
Ingeniero Industrial del Estado (Promoción 2003).